La Lou

Es uno de los placeres de la vida  finalizar el día o tomarse un descanso y recostar la cabeza en la almohada.  Para mí se ha convertido en uno de mis momentos predilectos, todo hace silencio y solo quedamos mis pensamientos y yo. Es como pasarle un resumen al día que estamos por finalizar, aplaudo lo bien hecho, agradezco las bendiciones, y prometo mejorar los errores. Con el paso de estos años de estado civil soltera, la almohada se ha convertido en una fiel compañía, ha secado mis lágrimas de impotencia, coraje o tristeza, ha estado ahí cuando he despertado con una sonrisa interna, o ha sufrido las consecuencias en las noches de insomnio. Ya no me recuerdo, porque así soy yo, pero he de suponer que al principio no fue fácil  aceptar que mis días finalizarían abrazada a una almohada. Pero lo que si sé es que ahora somos una pareja perfecta. Podrán pensar que un blog dedicado a la almohada es como ya no tener de que más escribir, pero yo me debía un blog así, además ...

A estas alturas ya todos sabemos que la felicidad se construye, que no es un fin, es el camino y que la misma no depende de nadie. Soy feliz degustando un suculento desayuno de huevos y frijoles, en un lugar acogedor con la única compañía de un buen libro.  Yo soy feliz los viernes cuando la tarde va despidiéndose, y es que no hay mayor dicha que saber que mañana despertaré  sin alarma Así que hoy he sido feliz.  Me siento dichosa y muy afortunada de saber que estos son lujos que no cualquiera los puede disfrutar.   Y no  es que yo viva  en una bolita de cristal donde no sucede nada.  Si me detengo a pensar, esta semana sucitaron situaciones (varias) que me deberían quitar la paz.   Habrá quien se sienta desdichado por desayunar a solas, o quien se sienta infeliz por no tener "planes" para un viernes por la noche. La famosa palabra clave es perspectiva.  Así que yo hoy he sido feliz.