Donde esta papa?
Donde vamos a almorzar? Tomamos cafecito? Vamos a ver juntos el partido?
Ahora sé que está en la nostalgia que se esconde detrás de un sinfín de actividades que inundan mis días.
Habita en el silencio de la noche que trato de acallar con mi imprescindible pastilla para conciliar el sueño y darle descanso a mis pensamientos.
Hace guardia permanente en mi corazón, inundado de recuerdos y anécdotas.
El tiempo no lo cura todo, pero transcurre y yo trato de subirme en ese tren de la llamada “normalidad”, no deseo permanecer en esta estación, pero a veces sin mi propia voluntad hago escala en estaciones que bien se pueden llamar negación, frustración, tristeza, añoranza.
Estoy bien, Dios sabe que así es. Vamos a estar mejor, primero Dios así será. Nunca jamás será como antes y agradezco a la vida todo lo que nos concedió vivir juntos.
Lo extraño papa y trato de honrar su vida y su legado en mi.
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