Camaro

 De repente la vida nos sorprendió regalándonos la enorme oportunidad de convivir mas con nuestras familias, pasamos de almuerzos de fin de semana y platicas triviales a tener que sentarnos en la mesa con desconocidos con los que compartimos apellido.

La culpa la tienen las agencias de publicidad me dice“Camaro”, me vendieron la idea de comprar churrásquera de esas de 4 cifras, habilité un espacio en mi casa para esos almuercitos familiares, compré la respectiva gabacha el parillero designado, me convertí en especialista en términos de cocción de los asados... Hasta que

Margarita decidió en la cuarentena convertirse en vegana, pero si asaba las berenjenas en la misma parrilla no le gustaba porque sabían a carne roja.  Violetita se cansó de explicarme el término exacto en la que debía de estar la carne especial para ella.  Entonces intenté ampliar mis horizontes parrilleros me dice, hamburguesas, pinchos, etc.

Finalmente la churrásquera terminó en la bodega, colgué la gabacha y ahora cada quien se cocina lo que se le antoja y en el horario que mejor le conviene.  Entendí que el problema familiar que veníamos arrastrando no se iba a solucionar con el fuego del asado, necesitamos más y un solo leño no arde.


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