Cuando se apagan las velas
A una semana de ser mi vida el motivo de agasajo, me ha quedado una resaca de demasiados momentos que espero atesorar en mi corazón.
En mi haber un regalo material, un libro por dicha, y por lo demás puros momentos de excelente compartir con gente cálidad.
Pero la vida no se detiene, y esta celebración es ya parte de mi historia y pasará a la misma como una de las mejores.
De momento me quiero comer el mundo y aprovechar todas las oportunidades que se me ponen en el camino, pero al mismo tiempo disfruto de unas pausas en las que agradezco a Dios la vida que he dejado atrás, pero más que nada agradezco el porvenir en mi.
Nadie ni nada tenemos Seguro, y cada vez soy más consciente de esa realidad. Así que pongo mi mayor empeño en enfocar toda mi atención al momento presente, dejando de recordar lo pasado y preocupandome muy poco o casi nada en mi futuro.
Bienvenidos los 44.
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